Mi nombre es Ricardo García, y soy técnico de radar del aeropuerto de Málaga desde hace más de 41 años. 
Empecé trabajando en el primer radar del aeropuerto, y aquí sigo, con los 2 radares, la MLAT y los ADS-B que han venido a complementar la Vigilancia Aérea en Málaga.
Trataré de contar en éste blog del Museo, la historia y los conceptos de los sistemas electrónicos que permiten que se vuele con seguridad
; los sistemas CNS - Communication, Navigation, & Surveillance
Mi intención es que sea lo más ameno e inteligible posible.

Cuando todo parece estar en tu contra, recuerda que los aviones despegan contra el viento. Henry Ford

El invento del R.A.D.A.R.: una historia que no empezó donde creías
Cuando pensamos en un aeropuerto, una de las imágenes más icónicas es la de esa gran antena girando sobre una torre pintada de rojo y blanco. Eso es el radar, un elemento tan familiar hoy que cuesta imaginar que hace poco más de un siglo ni siquiera existía.
Quiero comenzar mi colaboración con el Aeromuseo hablando precisamente de este tema, que ocupa mi vida casi desde siempre.


Los comienzos: mucho antes de Watson-Watt
Si uno busca en Internet “quién inventó el radar”, lo habitual es encontrar el nombre de Robert Watson-Watt. Sin embargo, esa respuesta está bastante alejada de la realidad histórica.
Desde siempre, la navegación —marítima primero y aérea después— dependió de la visibilidad: de las costas, de las estrellas y de otros navegantes. Cuando el tiempo no acompañaba, simplemente no se viajaba. Pero a principios del siglo XX, el movimiento de mercancías y pasajeros aumentó tanto que comenzaron a producirse accidentes con demasiada frecuencia.
Fue precisamente uno de esos accidentes el que cambió la historia de la tecnología.

Un joven de 22 años y una idea adelantada a su tiempo
En 1902, un joven de 22 años llamado Christian Hülsmeyer, nacido en Eydelstedt (Baja Sajonia), perdió a un amigo en la colisión de dos barcos. Trabajaba entonces en un taller de telegrafía sin hilos y sabía, por experiencia, que una masa metálica podía interferir en la transmisión de señales de radio. Aquello fue suficiente para que se preguntara si sería posible detectar un barco sin necesidad de verlo.
Ese planteamiento tan sencillo fue la semilla del primer sistema de detección por ondas electromagnéticas de la historia.

SIGNALS APPROACH OF SHIPS.; German Engineer's Invention Tested at Cologne.
May 19, 1904

BERLIN, May 18. — An engineer named Huelsmeyer, of Dusseldorf, gave a demonstration before representatives of the shipping interests at Cologne to-day of an invention called the telemobiloscope, by which a steamship Captain will be able to detect the presence and direction of any other steamship three miles away.

The apparatus consists of a wireless receiver and transmitter combined. The transmitter remains constantly working and the vibratory waves are deflected by a metal object on the other ship and return to the receiver. The invention does not require the other ship to be equipped with anything except a metal hull.

19 de mayo de 1904: el día que el radar nació
El 18 de mayo de 1904, Hülsmeyer realizó una demostración pública en el puente Hohenzollern de Colonia. Presentó su invento, el Telemobiloscopio, capaz de detectar barcos incluso con niebla o lluvia. Durante la prueba, cuando una barcaza se acercaba, una campana sonaba; cuando se alejaba, el sonido cesaba. Así de simple y así de sorprendente.
La demostración impresionó al público y a la prensa. Tanto fue así que el New York Times publicó un artículo sobre el invento al día siguiente, el 19 de mayo de 1904.

A pesar del éxito, ni las autoridades navales ni las compañías marítimas mostraron interés. Argumentaron problemas prácticos, desde el ruido de los motores hasta la dificultad de uso en puertos con mucho tráfico. Hülsmeyer patentó su invento el 10 de junio de 1904 y recorrió Europa intentando convencer a armadores y autoridades… pero sin éxito.


¿Cómo funcionaba el Telemobiloscopio?
Hay que situarse en la época: en 1904 la electricidad estaba en pañales, y la electrónica como tal apenas existía. Aun así, el sistema ideado por Hülsmeyer era sorprendentemente ingenioso.

El concepto
La idea de Christian fue emitir una señal de radio y, cuando se recibiera el eco producido al impactar con una masa metálica —en este caso un barco—, generar un aviso acústico u óptico.
La mayor dificultad que se encontró fue que tanto los transmisores como los receptores disponibles en esos años no eran lo suficientemente precisos ni estables.

El transmisor
Usaba un dispositivo de chispa, una tecnología primitiva pero efectiva:

  • Mediante un dispositivo mecánico se hacía girar una bobina para producir una corriente eléctrica
  • Esta corriente se llevaba a un condensador -un elemento capaz de almacenarla-
  • Cuando la tensión era suficientemente alta se producía una descarga
  • Esta descarga de alta tensión alimentaba un circuito resonante (otra bobina y otro condensador) ajustados de tal forma que produjeran una señal en una frecuencia determinada
  • Esta señal se enviaba a la antena.

La señal, como puede imaginarse, era de todo menos “limpia”, pero funcionaba.

El receptor
El receptor era un cohesor. Este dispositivo consistía en un pequeño cilindro con virutas metálicas en él. Cuando una señal de radio recibida por la antena sintonizada a una frecuencia determinada la señal seguía estos pasos:

  • Se dirigía la señal desde la antena al un extremo del cohesor
  • Las virutas en principio no estaban unidas y no permiten el paso de corriente entre los extremos
  • Cuando llega la corriente eléctrica -la señal recibida- se van generando entre ellas pequeñas soldaduras, por lo que la corriente poco a poco -un tiempo pequeñísimo- se hace un canal dentro de la ampolla de vidrio de tal forma que hay continuidad eléctrica sale por el otro extremo
  • Esta señal alimenta a un pequeño relé que golpea levemente el cristal del cohesor rompiendo «el camino»
  • A la vez que golpea el cohesor el relé activa una campanita.

De esta forma teniendo tanto la transmisión como la recepción sintonizadas a la misma frecuencia, si se recibe un eco, sería detectado y sonaría la alarma.

Poco a poco Hülsmeyer fue perfeccionando su invento: pasó de detectar barcos a 300m a alcanzar cerca de 1000, que era una cifra nada despreciable para la época.


Telemobiloscopio

Un invento adelantado… y olvidado

Las limitaciones tecnológicas de aquel tiempo, sumadas al enorme poder que tenía Marconi sobre las comunicaciones por radio, hicieron que la idea de Hülsmeyer quedara relegada durante décadas. Su nombre se perdió, aunque él fue el primero en demostrar la detección de objetos mediante la reflexión de ondas electromagnéticas, la base del radar moderno.

El Telemobiloscopio no fue un radar como los actuales, pero sí fue el primer intento práctico y documentado de lo que más tarde se convertiría en uno de los avances tecnológicos más decisivos de la historia del transporte, la navegación y la aeronáutica.

—- Continuará —-